viernes, 3 de junio de 2016

POMPEII


De pronto se escucha un horrible sonido,
La muerte riendo de nuestro destino.
Ya que aquél grito, aquella anomalía,
Acabó con nuestra gran armonía.

La montaña crujió y el suelo se partió,
Mis huesos temblaron de manera insoportable.
El viento corrió y el cielo se nubló,
Las nubes se tiñeron de un grisáceo incomparable.

Sin saber cómo llamar a lo ocurrido,
Con esperanzas nos escondimos.
Y creyendo a los dioses defraudados,
Por la gran piedra fuimos castigados.

Cautivos por el humo quedamos,
Y fue el último aroma que inhalamos.
En el mar de fuego la ciudad se ahogó,
Toneladas de furia que no soportó.

La historia bajo el mayor túmulo espera,
Y las rocas vibran al transmitir una era,
Claman que alguien nos encuentre,
Y escriba un poema de lo que fue nuestra suerte.

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