El primer
demonio, el tiempo. El pasado vuelve a acecharme, escondido y sonriendo detrás,
el porvenir.
Es una
condena encontrar la paz en todas las artes, el alma desea desesperadamente
expresarse en todas ellas.
La expresión
busca perpetuarse en la forma artística elegida, desarrollarse y bucear en las
profundidades del misterio y la magia.
Para perderse
profundamente en ese océano y encontrar, debes nadar con devoción. Pero ¿Se
puede amar y en ese amor encontrar el movimiento, y nadar con ese amor en más
de un océano? ¿Es sensato o conveniente rendir devoción a más de un dios? ¿Es
posible entregarse entero a varios amores? ¿El amor no es uno?
Aunque el
camino sea más lento y quizás doloroso, ¿Puedo bucear en los mares a mi antojo?
Atravesando las aguas ciego y entregado, sumergiéndome en una costa y
emergiendo en una ribera. El océano me es uno, infinito y hermoso.
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